domingo, 12 de febrero de 2012

MUJERES DEL NUEVO Y VIEJO MUNDO: LA POESÍA DE ARTEMIO RÍOS RIVERA

MUJERES DEL NUEVO Y VIEJO MUNDO
Reseña poética al libro de Artemio Ríos Rivera, Mujeres del nuevo y viejo mundo, ed. VersodestierrO, Poesía para evolucionarte y ser, www.versodestierro.com, (Col. Expreso #13), México, 2011.

Atraído por el magnetismo en la mujer, el poeta abunda en sus privilegios sin hacer concesiones al imaginario colectivo tradicional que a veces la cela, la envuelve en alabanzas y luego se ríe de ella, sino que comete el pecado, el dulce pecado de tomarla en serio. Por eso su poesía está decantada, como “palabra filtrada –a decir del poeta- en medio de las rocas”.  

 En la sección: “Mujeres del viejo mundo”, va por la Femme Rouge, mas desde su primer acercamiento se hunde con ella en la ternura que de alguna manera representa en la mujer-eternidad, en la mujer sentimiento, y propone así:
 
 
En el silencio de su música interna

la ensimismada infanta

vuela


Hay algo que no dice la palabra “ternura”. Lo dice este poema y los invito a examinarlo conmigo: “Te veo alejar/ aunque nunca te marches, /(ingenuo amor) incertidumbre firme, púber mirada/ en borrascoso puerto/ te dejo/ sin volver”. A partir de aquí se perfila, no como el burlador o el don juan, sino como el humano que en “Graffiti” escribe: “Marco un territorio/ mas no me pertenece”. Un limpio conocimiento amoroso, diría yo con licencia de la psicología en aras de la crítica. No sé si llamarlo un recto conocimiento amoroso, o como expresa Mirna Romero en el prólogo, sea “el amor que los santos presencian”, sólo sé que es limpio por contraste a esa otra forma de referirse a la mujer como una diosa de dientes para afuera, sin estar nunca a la altura de ella, por más que se le haga música y se la empariente con el sol y demás dioses, porque la mujer así invocada en calidad de diosa corre el riesgo de volverse odiosa, aun para ella misma, excepto para el poeta que lo único que así cree conseguir, es dejar clara su preferencia, como quien dice “eres lo máximo”, ahora sí que darle “la suave”. Esto ocurre cuando se traslada a la experiencia amorosa una carga de inseguridad total y no se puede asumir la invitación a la suerte de irracionalidad “racional” a que convida su cuerpo desnudo. El poeta que hoy nos ocupa, Artemio Ríos Rivera, reconoce por el contrario, que no es el hecho mismo de estar disfrutando a una mujer lo que la vuelve tuya, por eso en otra parte del poemario cita un poderoso epígrafe de Borges: “Después de un tiempo,/ uno aprende la sutil diferencia/ entre sostener una mano/ y encadenar un alma”. Yo podría parar aquí mi reseña para decir: esos son hombres. No los que alaban de dientes para afuera a fin de obtener el favor de una mujer y encadenarla suavemente para volverla su incondicional, como si fuera un disco de Luis Miguel, o una telenovela pasada en un México en la noche, donde dos o tres galanes pelean por ella. Sino que nuestro poeta procura hacer suya a la mujer humanamente, y lo humano señores, es pregunta, aliento y con frecuencia es también una lágrima. “Amar es caminar sin palabras, sin demonio y sin Dios”, propone el poeta, como recuerda en su prefacio con tiento Víctor M Muñoz. Por eso en su poemario el autor conoce la cortesía de registrar: “…no soy el convocado/ lo sé, no me lo digas/ no es a mí al que llamas/ aunque soy al que incendias”. Se vive la vocación de la sangre que va de la festiva fraternidad al silencioso hervor de una sangre apasionada que apenas asoma por la rendija de una sonrisa/ de un apretón de manos”. Así entendida la labor del poeta no puede detenerse, hasta lograr, como establece Porfirio García Trejo en la cuarta de forros, “que una brizna de poesía penetre en el mundo y fructifique”.

Impulsado por el poder de esta poesía me atrevería a lanzar otra flecha, esta vez religiosa, no sin antes implorar de rodillas la no excomunión. Una cosa es que la madre de Dios haya podido concebir sin cópula, sin pecado, respetable dogma de la religión católica, y otra muy distinta y nada absurda, que no está en parte alguna de la Sagrada Escritura, de que no se haya divertido enormemente con el Espíritu Santo. Decía Gutiérrez Nájera con otras palabras que la noción de la Virgen de Guadalupe es la gran aportación de México al mundo, del pueblo mexicano al catolicismo universal, y algo que me ha valido la pena de estar en esta vida, es para ver frecuentemente el rostro de la Virgen de Guadalupe. No es un cumplido, ni un formulismo, es simple humildad de esperanza metafórica de que haya un misterio, el que ve muy seguido esa cara se enamora de ella. Ojalá y fuera sólo un cumplido. Es más que eso, es como un “Desafío ante el espejo”, para citar el nombre de otro de sus poemas, abrazado a un epígrafe de Juan Carlos Onetti: “Un hombre con fe es más peligroso/ que una bestia con hambre”. Ya cuando el poeta empieza a agrupar sus asociaciones bajo determinados nombres de mujer, recordé otro intento, muy válido, muy de tenerse en cuenta, dentro de lo poético, en el afortunado título de Víctor Roura: Nombres con mujer adentro. Cada nombre de mujer encierra una riqueza de evocación, de posibilidad de exploración de la vida y de la muerte. Lo que el poeta encierra bajo los nombres de Rosario, Rocío, son cosas que sería imposible de pensarse por ejemplo, bajo el nombre de Roberto. Le dice francamente a Nuestra Señora del Carmen: “Nada fuera de ti/ mi continente, tú/ también mi contenido.// No hay fronteras/ sin embargo/ respiro…” Vemos poesía en los nombres al hablar de Esperanza, cómo crece “a pesar del cielo turbio”,

Hay un amable componente erótico, mas divertido, como de muchacho travieso, cuando dice a Consuelo: “Tu mano me concentra por arcos y tejados”, de ahí que la llame a ella su “Lazarillo de la soledad”. Y hablando de manos aprovecha el epígrafe de Benedetti: “Tus manos son mi caricia/ mis acordes cotidianos”. A María le ha dicho ya: “Soy instante (la chispa muere al emanar la luz)/ María (Madre del cuerpo que me habita) María/ fecunda mis caricias sin transgredir/ el credo de tu nombre”. En esto del Credo no es tan creyente “on line”, según creo adivinar que coincide conmigo el oportuno presentador Arturo Alvar al otro extremo de la mesa. No es ésta una poesía de inspiración en línea y control digital. Pero sí busca salvarse. La idea de salvarse en un nombre de mujer lo sigue hasta el Naufragio: “En el mar/ muerto de cansancio/ rojo de incandescente luz/ mar que cela/ Marcela”. Juega con los “nombres con mujer adentro”: “Mar, de cortés la insolencia/ inclino la mirada ante tu cuerpo/ de atlántica altivez/ sal y mar/ de agua y mar/ mar y mar…”

No falta el verso de corte clásico que abarca en su candor la condición humana: “La indiferencia cruza la Gran Vía”, o el alejandrino lanzado a la mujer del puerto: “casi como novela te pusiste en mi mano”. No falta el vuelo lírico en: “Déjame como el viento recorrerte,/ besar todos los pulmones de tu cuerpo/ en rito cotidiano imperceptible”. Hay poemas escritos como lo expresa la sección que los nombra: “Mirando al Océano”. O en el puerto urbano que no admite un rasero más allá de lo físico, ya que ahí es el dinero quien impone su ley, el poeta se vacía en centro nocturno, el tiempo se acumula en sus articulaciones y hasta la hombría yace olvidada, dice él, entre las piernas, un objeto en el lugar donde la histeria prende sus luces, y él, que se rehúsa a jugar, recogerse en la contemplación de la Isla, acaba por caer en el juego del rencuentro de la persona cuyo nombre ha perdido en la marea del destino, el sabor de su nombre se le va de la voz pero la piensa, la siente, con esa sensación del musgo a quien ha herido con su “aguijón de vida”, y en ese discurrir dialógico, se dice a sí mismo:  “Sin palabras conoces su cintura/ sin el carnet de paso/ o huella en el asfalto… Olvidarás el nombre/ luminoso vocablo impronunciable/ no importa… Puedes callar el nombre/ pero gritas/ el destello brutal/ del cálido borbotón/ entre los labios”. El poema “Amor Marino”, lo dedica al puerto de Veracruz, “inmensidad azul/ frente al neón fosforescente”, mas la metáfora se siente en que halla un puerto demasiado propenso al tráfico nacional e internacional de mercancías, como también ocurre, hay que decirlo, con ciertas mujeres…

En el poema “A mar pasivo”, podemos pensar en el Océano Atlántico, que no es tan bravo como el Pacífico pero tiene lo suyo. En la mujer equivaldría al “dejarse querer” y así lo invoca el poeta: “Despreocupada entrega/sin buscar/ en mi fuerza/ Ella está aquí/ se busca/ hasta encontrarse”. No hay una diferencia abismal entre mujeres del Viejo y Nuevo Mundo. Es una veta abierta que explorará el autor en futuras ediciones. Por el momento está la “Mujer del Imperio”, donde la suspicacia vence al amor con sus palabras-bruma.

En la sección de Pasiones del Nuevo Mundo, da su lugar a las “Capacidades diferentes”, hay un tributo al amor que toma por sorpresa y que quizás no siempre se atreve a decir su nombre, pero que reivindica el lenguaje por auténtica ley de reconocimiento poética: “múltiple mujer de ilimitadas limitaciones/ tu mirada taladra mi figura…/ conoce mis entrañas sin buscarlas/ traspasa/ va más allá/ me deja sin sonido/ sin valor/ relativamente vivo/ torpemente normal”. Es tocar la frontera entre lo peligrosamente “aprendido” y lo absolutamente normal, que deja temblando a las buenas conciencias.

Sólo la Madre Tierra pudo hacer todo esto, “moldear el barro, amasar la arcilla de un corazón y hacerla flor, sonido, palabra, música, movimiento, y en esa voluntad de redención elige al poema para ser testigo del frotar de los cuerpos que hacen energía/ que producen como un chispazo salvador, la luz”. En nombre de ella expresa la voz del poeta a su madre física: “Algo más que un cordón me unió a ti”.
Cuán helada es la duda de que entienda el común de las mujeres esta forma de amar. Por eso atisba el poeta: “Mujer ruta del alba/ nos descubrimos tarde y a lo lejos”. Sin perderle la pista reflexiona: “Mi mano quiere dibujarte,/escapas…” Acaso por ello elija como puerto seguro de su marcha triunfal, una visita a la mitología, revisando figuras como Edipo y Penélope, al amor-fundación, del que se siguen todos. Canta a la madre-pueblo, “podría decir tu nombre mas le temo al poder de la etiqueta”. A la mujer total le reconoce: “De ti tengo mis símbolos”. Son los lugares que reconocemos nuestros, pero no son nuestros lugares comunes. “Narciso está en la escolta/ da órdenes/ marcha/ hace la conversión/ da paso de costado/ rompe filas y regresa al salón”, escribe el poeta, pero yo creo que podíamos añadir, más que al salón: “regresa al amor”.  En efecto, Narciso adonde vuelve es al amor, intenta siempre amar de esta manera y esto hay que verlo así, porque Narciso en este poema que nos toma de pretexto a nosotros, muere de cáncer, en tanto que el poeta lanza un poema “para aquellas mujeres que no acogió su pecho/ por temor/ por dolor/ por ese pinche credo/ por el remordimiento/ por el amor eterno”. Y es así que el poeta termina preguntando: “¿Por qué no amar en todos los recintos?”, y desarrolla un eje de amor extendido, bajo el dudoso nombre de “poligamia”, “rompamos soledades/ en la escuela/ en el templo/ hogar, palacio, metro, prostíbulo, autobús” y aun añade: /oficina/ o desierto, “si podemos odiarnos,/ eso ni duda cabe/ agredirnos, rompernos/ matarnos al instante… por qué no amar entonces/ aunque haya dualidad/ aunque seamos tres/ aunque seamos diez/ por qué no amar, por qué… con manos que se buscan/ con cuerpos que se tocan/ que no callen las bocas…” Y reclama: “Que se haga el amor/ como es el pensamiento/ Preciso, precioso, indómito, insurrecto…”

En algún punto de su poemario define una poética: “quisiera impresionar, no presionar”, desplegar hasta el cosmos mis ansias de poeta, mis manos de alfarero”.

Algo que sobresale de todo este libro: el autor dice y sabe, procurando elevar hasta donde es posible, su tono poético: “Somos demasiado pequeños para el amor. Amamos para acumular, para dominar. Pero pocas veces crecemos hacia la generosidad”. Vamos a repetirlo ahora mismo que la publicidad y el nuevo mundo vengan a recetarnos la frase, la tan trillada y abatida frase: Feliz Día del Amor y la Amistad.





martes, 24 de enero de 2012

JORGE CONTRERAS, POESÍA EN LA ALTA CONFIANZA

Reseña al poemario de Jorge Contreras Herrera, Inventario de Caricias, Editorial Fridaura,fridarte@hotmail.com, (Col. Los libros del Salmón), Portada: ”La Virgen Rota”, de Danthe Loyola, prólogo de Guillermo Vega Zaragoza y Diseño Editorial de Juan Carlos Valdovinos, 2011.

Momentos gratos de la poesía son los que nos acercan  a una comunión en el amor. Después de todo, el amor, tan humillado, acaso despreciado por las extravagancias de la vida moderna, siempre ha estado ahí y es, al final del día, lo único que nos mantiene vivos. Un poeta que ama es un pilar que convoca, un faro que alumbra, que da cita. Un autor tan intenso como James Joyce pudo afirmar: “acompañadme, acompañadme/ todos los que aman”. (Música de Cámara #10).


Es en este impulso convocante donde yo ubicaría la poesía de Jorge Contreras, autor de: ¿Quién Soy Otro sino Tú? y Poemas del Candor, ambos con Editorial Fridaura, publicado en las Antologías: El sol desmantelado W. H Auden, revisitado; Borrachos fest Homenaje a Bukowski; Un mundo y aparte; Bukowski a quince años de su muerte y algunas más en México y el extranjero. Colaborador en la gaceta Los hijos del alebrije; sus poemas han sido musicalizados por Enrique Ramírez Cipactli en blues y jazz y en música electrónica por Juan Carlos Sosa Montiel. Organizador de Encuentros de Poetas como el de Isla Mujeres, en cuya edición 2011, yo le conocí.
El momento en que vi entrar a Jorge al Festival, no lo olvido ya que fue justamente una mañana tirando a mediodía, en la versión 2011 del World Festival of Poetry, cuando la luz en la Isla se acrecentaba después de una amenaza fugaz de que nos alcanzara el huracán “Rina”. Pero no, el que nos alcanzó fue Jorge Contreras, su poesía corrió pareja al avance del día, y elevó las conciencias como ese verso suyo que establece: “Nos levanta la garra que sostiene el corazón”.

Un modo de instalarse en la poesía es por la caricia. Acariciar es una virtud que se ha perdido en la vida moderna. Ante la prisa, el estupor y la angustia de la sobrevivencia, ¿quién osa perpetrar una caricia? Dice Vega Zaragoza en el prólogo del poemario de Jorge que hoy nos ocupa: Inventario de caricias, “los versos de Jorge son casi caricias”. Cuánto en común tienen, -gracias Vega Zaragoza- la poesía y la caricia. En todo el que vive y sueña late a querer o no, una profunda profesión de fe, una vis formativa, una razón de amor. Lo más que puede hacer el poeta es una caricia a su lengua materna, en la palabra aprendida a pulso, confiando en que el futuro la haga universal. “Vivimos, dice Jorge, miramos el mundo a través del poema/ y la poesía nos sonríe y abraza”.

En alguna parte de la rica doctrina materialista (¡qué contrasentido aparente!) se llega a demostrar que la evolución del signo evocativo en el cerebro, se dio ligada a la evolución del movimiento de mano, tallar, frotar, este trayecto silencioso acompañó el poder de imaginar lo ausente, aún hoy, cuánto podemos evocar al instante de forjar en piedra, una figura, como en el blanco de la página, un poema. Contrariamente a esta confianza, hay un saber macabro, el “Saber del inconstante”, el del amante que se acostumbra a pensar en el otro como una ausencia. Todo se muda o cambia en el amor: “A dónde vamos, si a cada instante somos otros”, se pregunta el poeta. Si Valery apuntaba: “¿Qué devienes, momento de dorado éxtasis?”, el poeta de la caricia, Jorge Contreras cuenta: “Hoy amé a mi mujer con el tiempo detenido”, y nos lleva al orgasmo, poéticamente: “el orgasmo vino caído en gotas, lentamente expandido/  palpable incluso en la mirada, en el aliento que florece/ en la piel que se estremece en insondable placer”. Escribe porque está vivo, por necesidad de salvar a su amada, del olvido. Su “nosotros”, es aquel “nosotros, que no somos sin el otro”.

Escribe, consagra el cuerpo, es un enamorado de la respiración en ascenso, llega al sexo por impulso y la ternura lo envuelve hasta el punto en que expresa: “…todo, lo que podamos decir/ lo dicen nuestros cuerpos”, esto es: cree en el milagro, en el ritual de celebrar el sexo, algo que tantas veces se olvida y sólo puede hacerse entre dos: “Consagramos el cuerpo,/ hacemos el milagro/ el fuego nuevo, ha nacido”. Hay un rumor que toca el fondo de las cosas. Hay un champagne que toca el fondo de las copas. Es un murmullo líquido que el poeta escucha:  “Champagne, onomatopeya de las copas al brindar contentas/ -champagne-/ se queda trémula la vibración del cristal en los labios al pronunciar champagne”.
El sabe oír estas cosas, qué delicia para el ser amado, ser amado así:  “Las míticas sirenas cantan en las burbujas del champagne su canto de amor y nosotros nos miramos a los ojos y lentamente los labios / con el champagne cantando efervescencias/ nos bebemos”.
A la poesía le es dado el secreto de contar el camino que va de lo sensual, a lo erótico y esto es precisamente un ritual: “Mi saliva danza en la punta de la lengua,/ inicia el ritual alrededor de tus pezones”. En un momento del saber poético, surge un rescate de luz, es posible que sea la dignidad de amar: “vigilo tu sueño, me enredo a tu cuerpo y a tu alma./ Ya no hay lugar al que no haya llegado”.
Si Neruda dice que la memoria va quedando viuda por cada día de esta vida, el poeta Contreras se enluta por cada beso que se ha ido y en torno suyo prende una fogata: la patria verdadera de su lumbre , sabe muy bien qué hacer con el desprecio de alguna mujer a quien augura: “Tahúr de tus desprecios/ barajo tu sonrisa y tu recuerdo/ y reparto entre promesas/ la última mesa de juego// con la capa caída/ de mis ojos en tu vestido,/ tuerzo mi sonrisa/ y elevo mi albur/ como una libación a tu desprecio”.
 Y es que el amante sabe, según Propercio, cuándo morirá y de qué muerte. Es nuestra soledad la que “se multiplica y se divide/ como un espejo roto que nadie se atreve a levantar/ y nadie puede ya unir”. Es esa soledad que hace decir a Darío: “se me rompe en un fracaso de cristales”. Y a la que Jorge abona: “No quiero en mi mirada la mirada/ de quien ha perdido el alma”. Amar el alma, es prodigar la fuerza del perdón, decir como el poeta, no importa, pero de cierto, “sabes,/ quisieras ignorarlo/ que sólo yo puedo/ hacerle el amor a tu alma/ y dejarte temblando/ durante algunos años”.
La poesía se las arregla sola para “subir o sublimarse”. Esta poesía es del viento. Tiene que ser del viento. “El viento es el aliento de un Dios para una Diosa/ algo lleva en su Verbo/ y sé que es poesía…” Poesía que ilumina a los que aman, y enseña cómo amar. Su cometido es “hacer el amor, nombrarlo, crearlo y ponerle nombre nuevo”. El poeta como maestro, es el alumno que supera al maestro. Hablar con la pareja es otra forma sutil de hacer el amor: “Ahora que sin hablarnos nos entendemos”. Cuántas personas, creo que la mayoría de las personas, hemos perdido la capacidad de escuchar. Se nos olvida que “el cielo y la tierra pasarán”, que estamos de paso y hemos venido al fin para decirnos adiós, así “callados con nuestra fe en las manos/ en silencio con esperanzas mordiéndonos los labios/ nos damos la espalda y cargando nuestras nostalgias/ calladamente, sin querer irnos,/ sin querer decir adiós/ irremediablemente, / nos vamos.”
Como en el Anábasis de Perse, como en la retirada de los diez mil, nosotros nos iremos, nos vamos, de ahí la bendición de esta poesía que desemboca en verde caminata por el bosque, del verde “encantadoramente poderoso”, de la única manera digna de avanzar por el mundo, que es “volviendo al Ser que nunca ha dejado de Ser”.

PONEN EN MARCHA EL CABARET

Reseña al espectáculo: “Cabaret Poético”, montado por las poetas Maya Lima, Tania Espinosa de la Garza, Viviana Castillo y Carmen Saavedra, por CARLOS SANTIBÁÑEZ.-
Poner en marcha el cabaret poético, requiere un doble dominio: de interpretación de contenidos y selección de medios para transmitirlos. Todo puede fallar pero no el Cabaret. Es como la música en vivo.  Aquí  como en pocos géneros, se hace verdad aquello de que la forma, es fondo. A toda mujer le es grato el efecto que una forma bella despierta en las emociones, cuántas veces oímos decir a las niñas con cierto rubor que se les están formando las “bubis”, una mujer llegada al punto de su madurez refleja esta sabiduría, para qué negarlo es una forma de inteligencia sexual y sensual, pero asumirlo al más alto nivel, ya es otra cosa: supone estar por encima de ello, haberlo, no sólo sentido, sino además padecido, haberlo pensado en suma, y ésta es misión de artistas. Revelar sentimientos para orientar al máximo a los espectadores, en un conocimiento de verdad por encima de los impulsos naturales, tal como lo consigue el Cabaret Poético.

Maya Lima, Tania Espinosa de la Garza, Viviana Castillo y Carmen Saavedra, poetas de buen ver y distinguir, lo intentan ante un público exigente, -habría que decir, pesado- como el reunido en el Café Cultural El Templo, la noche del pasado sábado 3 de diciembre. Ahí estoy yo, con mi gabán de académico. Lo que pretenden las poetas es romper paradigmas:  “La esencia misma del Cabaret (alemán y posteriormente francés) fue intransigente, insumiso –comenta Tania Espinosa de la Garza- rompiendo con esquemas establecidos de su época”. Quiero pensar que las chicas y yo nos entendemos bien, así que me dispongo a observar qué ocurre con la puesta en escena del anunciado CABARET POÉTICO. Me está claro en una noche de diciembre, que si la transmisión oral fue el primer modo de encender la poesía, esta sinceridad de hablarla, la generosidad de las poetas para actuarla, me remite al performance, lo que nunca creí es que con mi trato académico fuera a ocurrirme algo inesperado. Me involucré, se los confieso amigos, pensé que lo había visto todo, me faltaba a mí también de aprender algo de la emoción que el espectáculo dibujaba en el aire. Ver salir a Maya Lima con una indumentaria de policía, a Viviana con aquel emplumado de color de rosa que desde su llegada ganó vivas miradas, Tania con un físico que compite con el valor de sus referentes poéticos equilibrando porque está en el mejor momento que tienen los humanos, y mejor aún, las humanas, de equilibrar materia y energía; Carmen a contrapelo de una silla, donde dice verdades  y además y por encima de todo, la poca ropa. ¡Bueno, la que se armó! Ahí surgió la magia que sólo las poetas saben brindar. Maya Lima: expresión de la gran poesía que se abre paso a trancazos, la policía que se resuelve en poesía. Tania, el moverse entre las cuerdas de la realidad y el deseo. Carmen, el reclamo que sabe a dulzura y trasciende en enseñanza que los varones bien que comprenden, y Viviana, la frescura insistente que entre las tempestades saldrá vigente.

“El evento está pensado desde el amor y/o el desamor; desde la palabra, desde la voz de todas las mujeres. ” Dice Carmen Saavedra “sin puntos ni comas”:  “A pesar de los daños en mi disco duro/ sigo holográfica o sea momentánea” es la mujer que se juega por el todo o la nada, la “amiga presente, irreverente, incandescente” y en el otro extremo, las ganas de enseñar, de re educar el gusto de la audiencia, para obligarle a ser mejor persona, obligación que únicamente se acepta cuando el medio operante es un “reality show”. Es “como dice la banda en la carretera: ‘Te vienes o me voy’. Carmen declara ser como las fiestas tradicionales de nuestro país: integralmente alegre y trágica.

Maya Lima proclama en alta poesía su petición nocturna. “Al cerrar los ojos/ imito tu voz de piel,/ rozo mi pezón asombrado,/ exploro cada uno de mis labios,/ corre sal y los muslos bailan./ El luto continúa, pierdo lo mío/ y deletreo carcajadas/ por el placer que aún me niegas”.

Viviana Castillo por un instante presta su voz a la Cantina y la descifra: “Madrugada que se nos cae encima, adolorida./ Soledades que se suman a la mía, tejidas… Se bordan poemas con cabello enmarañado de deseo”.

Tania Espinosa de la Garza se hace eco de la denuncia por los feminicidios ocurridos en México: “Tengo que tragarte/ digerirte/ a ti/ con tu mundus alas/a ti/ más alta que yo o más baja/a ti/ desde tu ausencia,/ a ti/ desde tu génesis de la nada/ a ti/ y a tu infinito/ en donde se derraman las mil y una historias/ porque sumergirme en tus profundidades/ me hace ubicua y eterna.// Somos la epístola de una historia sin tiempo./ Nos derramamos completas/ desde nuestra cama hasta el alma/ desde el alma hasta las letras/ desde las letras hasta el corazón”.

Hacía falta un ejercicio poético de este tipo, que combinara lo lúdico, lo sensual y lo social, entendido como el compromiso de trascender el primer y más inmediato llamado que experimenta la humanidad, que es el llamado físico. No dejar la sexualidad a un nivel de primera llamada, sino extraerle toda su sabiduría, más allá de la segunda enseñanza, y  la tercera, y la cuarta. Por una noche loca, poetas de Cabaret  descubren la vereda que hay del candor a la perversión y otra vez al candor de la mujer en cabaret. Abren la llave a querer o no, de la atracción natural que nos convoca, la torean en un pase que va del humor a la compasión, al compulsar lo bravo con lo ingenuo, lo abrupto con lo espiritual. La lección no es amarga, sin embargo, con lo espiritual, nos  damos cuenta cuán bloqueada ha estado siempre la irrupción de la belleza femenina  por lo “cultural”, por lo que hemos llamado torpemente “cultural”, y sólo poetas tan hondos como López Velarde supieron detectar como el tramado de “las ineptitudes de la inepta cultura”, detrás de las cuales la mujer está desconocida, ignorada, cuando no, desafortunadamente hasta el momento, aún discriminada.- Llega un momento de la noche, y esto sólo puede darse en Cabaret, en que todo lo que se mueve bajo el sol, sea hombre o mujer, se identifica en la voz de Tania: “Hoy soy toda tuya”. Soy tu libro de filosofía de todas las corrientes menos lógica”.

Por el recurso de la enumeración caótica, la poeta de Cabaret se erige en la vocera de todas las mujeres y vemos frente a nosotros, la puesta en marcha del círculo con sus 360 grados donde aflora al escrutinio de la audiencia, la “que llevaste al río pensando que era mozuela, tu cortesana de Menphis, tu sirena, tu María Egipcíaca antes de volverse santa, la sombra de tu bien esquivo, imagen del hechizo que más quieres, y todas las Juanas que conoces, la loca, la de Arco, la de tu cruz,/ hasta tu Juanita Banana marca registrada” y todas las que Tania pueda actuar antes de descubrir la verdadera: “Soy la que sé volar…!”

 Para mí la lección de este Cabaret,  es que la gente, al ponerse la ropa, se vuelve hipócrita, cubre el atractivo salvaje y lo cambia por una cómoda racionalidad en que nombra las cosas como no son; no importa qué esfuerzos se hagan para respetarlo, para atrevernos a decir su nombre, el sexo se vuelve un tabú al tiempo que se representa a la mujer como símbolo de lo que en realidad ella no es, y es que el gran escándalo del siglo siguiente va a ser el detonar que la mujer tampoco es sexo, no tan sólo es eso, no se queda ahí, entonces se la deforma, se le endilga funciones caprichosas, absurdas, que podrían parecer incluso una venganza de lo que ella es capaz de enseñar, de donde viene a resultar que la mujer es y ha sido siempre, una perfecta y verdadera desconocida en este mundo. Qué bueno que perturbe, que emocione. Imagino que la Escuela de Viena, el vaporoso mundo del “Cancán”,  las audacias de Freüd al descubrir el escándalo de la energía sexual, habrán llevado al centro del remolino la emoción, el revuelo, el trastorno total que nos produce esa desconocida de todos pero más de sí misma, que es y ha sido siempre la mujer, pero estaban curándose en salud, estaban oteando apenas el primer piso de la gloria, descorriendo el velo de un esplendor: el sexo, que el siglo siguiente se encargaría de autorizar, de legislar de dar permiso de hacerlo todos los humanos entre humanos capaces adultos,  ya sean hombres, mujeres, del sexo que tengan o quieran tener, en  la manera que lo dicte su gana siempre que no resulte incorrecto para el otro, que es la clave legal de la dignidad, pero nos dice la filosofía de la ley que la dignidad es la suma de todos los derechos, y el mundo tiene derecho todavía a algo más: tiene derecho a conocer los 360 grados del circulo que integra, en su esencia, la mujer: círculo donde está la virgen, la pérfida, la ingrata, la superior, la santa, y quiero pensar que es parte de los siglos siguientes, documentar este cristal humano, este hálito de transparencia y superioridad, que es la mujer.  En donde nos reconocemos todos, la verdadera y única ley de reconocimiento es ese pacto que sella la naturaleza con la mujer para abarcarnos en su inefable círculo donde todos brillamos, nos reunimos y unos a otros nos pertenecemos, porque en el círculo, o para ser exacto, en la circunferencia del círculo, se confunden el principio y el fin.-


RESEÑA BREVE AL ESPECTÁCULO "CABARET POÉTICO"

Reseña al espectáculo: “Cabaret Poético”, montado por las poetas Maya Lima, Tania Espinosa de la Garza, Viviana Castillo y Carmen Saavedra.-

Poner en marcha el cabaret poético, requiere un doble dominio: de contenidos y  de medios para transmitirlos. Todo puede fallar pero no el Cabaret. Es como la música en vivo.  Aquí  como en pocos géneros, se hace verdad aquello de que la forma, es fondo. A toda mujer le es grato el efecto que una forma bella despierta en las emociones, cuántas veces oímos decir a las niñas con cierto rubor que se les están formando las “bubis”, una mujer llegada al punto de su madurez refleja esta sabiduría, para qué negarlo es una forma de inteligencia sexual y sensual, pero asumirlo al más alto nivel, ya es otra cosa: supone estar por encima de ello, haberlo, no sólo sentido, sino además padecido, haberlo pensado en suma, y ésta es misión de artistas.

Maya Lima, Tania Espinosa de la Garza, Viviana Castillo y Carmen Saavedra, poetas de buen ver y distinguir, lo intentan ante un público exigente, -habría que decir, pesado- como el reunido en el Café Cultural El Templo, la noche del pasado sábado 3 de diciembre. Ahí estoy yo, con mi gabán de académico. Lo que pretenden las poetas es romper paradigmas. Quiero pensar que las chicas y yo nos entendemos bien, así que me dispongo a observar qué ocurre con la puesta en escena del anunciado CABARET POÉTICO, comentado en Mesa Redonda en el World Festival of Poetry en Isla Mujeres. Me está claro, pues, en esta noche de diciembre, lo que es el Cabaret, mas lo que nunca creí es que con mi trato académico fuera a ocurrirme algo inesperado. Me involucré, se los confieso amigos, pensé que lo había visto todo, y vaya si me faltaba a mí también aprender algo de la emoción que el espectáculo dibujaba en el aire. Ver salir a Maya Lima con una indumentaria de policía, ¡qué policía, que se resuelve en poesía!, “Al cerrar los ojos/ imito tu voz de piel,/ rozo mi pezón asombrado,/ exploro cada uno de mis labios,/ corre sal y los muslos bailan./ El luto continúa, pierdo lo mío/ y deletreo carcajadas/ por el placer que aún me niegas”.

Viviana Castillo con aquel emplumado de color de rosa ganó vivas miradas, presta por un instante su voz a la Cantina y la descifra: “Madrugada que se nos cae encima, adolorida./ Soledades que se suman a la mía, tejidas… Se bordan poemas con cabello enmarañado de deseo”.

Tania Espinosa de la Garza se hace eco de la denuncia: “Tengo que tragarte/ digerirte/ a ti/ con tu mundus alas/a ti/ más alta que yo o más baja/a ti/ desde tu ausencia,/ a ti/ desde tu génesis de la nada/ a ti/ y a tu infinito/ en donde se derraman las mil y una historias/ porque sumergirme en tus profundidades/ me hace ubicua y eterna.// Somos la epístola de una historia sin tiempo./ Nos derramamos completas/ desde nuestra cama hasta el alma/ desde el alma hasta las letras/ desde las letras hasta el corazón”. Ella está en el mejor momento que tienen los humanos, y mejor aún, las humanas, de equilibrar materia y energía;  Carmen a contrapelo de una silla, donde dice verdades, es el reclamo que sabe a dulzura y trasciende en enseñanza que los varones bien que comprenden, sin puntos ni comas. Como dice la banda en la carretera:  “Te vienes o me voy”  y además y por encima de todo, la poca ropa. ¡Bueno, la que se armó! Ahí surgió la magia que sólo las poetas saben brindar, por una noche loca de Cabaret que redime la sexualidad de la “primera llamada”, o nivel físico, y la remite al candor de la segunda Enseñanza, y la tercera, y la cuarta…!


POESIA CUYO CANTO SE AHOGA EN EL CONJURO

El poeta y narrador mexicano Ektor Zettaek Balam, nacido en diciembre de 1955, es hermano del fallecido poeta Infrarrealista José Alfredo Zendejas Pineda conocido como Mario Santiago Papasquiaro, actualmente integrado a los poetas Infrarrealistas, movimiento  que en los años 70’s, fundara Mario Santiago junto con Roberto Bolaño. Ocupado en el Homenaje a su hermano que se llevará a cabo esta semana a partir del 10 de enero, Ektor Zettaek Balam, autodidacta, libre pensador e inconforme eterno, nos ofrece él mismo una poesía cuyo canto se ahoga en el conjuro, “tragué mi cerveza/ mi suerte de lata”,  “tú ni siquiera sabes que/ estuve media vida esperando/ Porque no se puede esperar/ toda una vida… /Porque de amor/ me embriagué el alma/ y/ me bebí la ciudad entera/ y /me extravié de amor en otro cuerpo/ y otra boca/ para olvidar que no te olvido…”

Ektor Zettaek Balam, el “poeta atroz” del barrio Santa María la Rivera, militó en Ciencias Políticas, Periodismo, Cinematografía, pero jamás dejaría de definirse como un autodidacta, participando en ese movimiento amplio por la democracia y la justicia social del México de los 70’s a los 80’s. Es así que compone su “Poema D Película: ‘Los cines nuestros/ derruidos por los temblores/ y las máquinas// Los besos nuestros/ prófugos…/ Águilas cayendo en el sin fin/ del precipicio/ de nuestros cuerpos// Éxtasis y olvido: /Cine francés/  beso francés/ Nostálgico cine Prado// Ahora somos dos/ perdidos entre muchos// Somos rostros/y/ Memorias// Ansia loca domesticada en el olvido”. En el dominio cuentístico, tiene en su haber “La Xtabay del Camino Rojo y Otros Cuentos del Mayab”, los poemarios “París de Noche” y “Zero para tus ojos”. Mas quienes hemos sentido la fuerza de su lectura ante el mar de Cancún, Puerto Juárez e Isla Mujeres en el World Festival of Poetry, edición 2011, hemos sido tocados del valor de impregnación de sus versos aún más profanos, como los “Poemas de esa Otra América”, “Korazón de Nadie” o “No sólo escribo de Amor”.- “Me despeina el viento duro/ de mi noche/ mientras fumo un tabaco/ bajo la luz de tu figura/ fosforescente// Entonces es que no me encuentro en tu agua… zero// Entonces es que siento/ que soy zero para tus ojos/ y/ no el 1,2,3…/ que paso tan chévere/ con que tú/ sin querer has puesto a bailar/ el cardiaco/ ritmo de mi poesía// Resulta entonces/ que estoy bailando solo/ Zero que ver en tu latido/ Zero más zero/ en la cancha de tu alma/  y/ de tu olvido”.

Evoca como “Señora sombra” el recuerdo de la amante a querer o no señora de sus ojos, dama de su melancolía a quien vuelve a besar pero percibe que ya no es la misma, “…ya sus ojos no eran mi corazón/ donde un día/ se quedó mi certera/ flecha/ de cazador enamorado”.

En el templo del erotismo el poeta  Sabe lo que es comer a besos… “el olor de sus océanos/ Su mar muerto/ El triángulo de sus Bermudas…..” Evoca ante la sombra del volcán, la sombra de una ausencia conturbada: “la mancha suave de las garzas/ y la niebla de tu abandono”. Al conjuro del amor dolido, despechado, dice a su amada “Qué oscuro era tu día”. En el “4to. Poema desahuciado, conjura: “Desahuciado amor…/ Irremediable noche/ número 365/ sin tu cuerpo”.

Ya desde la perspectiva psicológica exclama: “A veces las palabras dicen mucho/ pero ese mucho vale nada/ cuando la realidad/ supera a las palabras”.

 Este próximo martes 10 de enero de 2012, el poeta Ektor Zettaek Balam organiza un Homenaje a la Memoria de su hermano Mario Santiago Papasquiaro. El mejor reconocimiento que podemos brindarle, es nuestro apoyo. Se aportará una Ofrenda Floral y lectura de poemas a las 12 Horas en el Panteón de San Joaquín de la Ciudad de México, para continuar la evocación en “La Burra Blanca”, (Regina 88 Altos, Centro Histórico) con la presentación de la Revista Literaria “Estro”, y el Viernes 13 de enero a partir de las 18:30 un hiper Homenaje Anti Poético Alternativo en el Café Cultural El Templo, en la calle Orozco y Berra 201 frente al Museo del Chopo. ¡Vibremos con este poeta a cuyo hermano, “a 14 años de su muerte, a cada trago, a cada poema, se le recuerda en nuestras bocas!

El poeta y narrador mexicano Ektor Zettaek Balam, nacido en diciembre de 1955, es hermano del fallecido poeta Infrarrealista José Alfredo Zendejas Pineda conocido como Mario Santiago Papasquiaro, actualmente integrado a los poetas Infrarrealistas, movimiento  que en los años 70’s, fundara Mario Santiago junto con Roberto Bolaño. Ocupado en el Homenaje a su hermano que se llevará a cabo esta semana a partir del 10 de enero, Ektor Zettaek Balam, autodidacta, libre pensador e inconforme eterno, nos ofrece él mismo una poesía cuyo canto se ahoga en el conjuro, “tragué mi cerveza/ mi suerte de lata”,  “tú ni siquiera sabes que/ estuve media vida esperando/ Porque no se puede esperar/ toda una vida… /Porque de amor/ me embriagué el alma/ y/ me bebí la ciudad entera/ y /me extravié de amor en otro cuerpo/ y otra boca/ para olvidar que no te olvido…”

Ektor Zettaek Balam, el “poeta atroz” del barrio Santa María la Rivera, militó en Ciencias Políticas, Periodismo, Cinematografía, pero jamás dejaría de definirse como un autodidacta, participando en ese movimiento amplio por la democracia y la justicia social del México de los 70’s a los 80’s. Es así que compone su “Poema D Película: ‘Los cines nuestros/ derruidos por los temblores/ y las máquinas// Los besos nuestros/ prófugos…/ Águilas cayendo en el sin fin/ del precipicio/ de nuestros cuerpos// Éxtasis y olvido: /Cine francés/  beso francés/ Nostálgico cine Prado// Ahora somos dos/ perdidos entre muchos// Somos rostros/y/ Memorias// Ansia loca domesticada en el olvido”. En el dominio cuentístico, tiene en su haber “La Xtabay del Camino Rojo y Otros Cuentos del Mayab”, los poemarios “París de Noche” y “Zero para tus ojos”. Mas quienes hemos sentido la fuerza de su lectura ante el mar de Cancún, Puerto Juárez e Isla Mujeres en el World Festival of Poetry, edición 2011, hemos sido tocados del valor de impregnación de sus versos aún más profanos, como los “Poemas de esa Otra América”, “Korazón de Nadie” o “No sólo escribo de Amor”.- “Me despeina el viento duro/ de mi noche/ mientras fumo un tabaco/ bajo la luz de tu figura/ fosforescente// Entonces es que no me encuentro en tu agua… zero// Entonces es que siento/ que soy zero para tus ojos/ y/ no el 1,2,3…/ que paso tan chévere/ con que tú/ sin querer has puesto a bailar/ el cardiaco/ ritmo de mi poesía// Resulta entonces/ que estoy bailando solo/ Zero que ver en tu latido/ Zero más zero/ en la cancha de tu alma/  y/ de tu olvido”.

Evoca como “Señora sombra” el recuerdo de la amante a querer o no señora de sus ojos, dama de su melancolía a quien vuelve a besar pero percibe que ya no es la misma, “…ya sus ojos no eran mi corazón/ donde un día/ se quedó mi certera/ flecha/ de cazador enamorado”.

En el templo del erotismo el poeta  Sabe lo que es comer a besos… “el olor de sus océanos/ Su mar muerto/ El triángulo de sus Bermudas…..” Evoca ante la sombra del volcán, la sombra de una ausencia conturbada: “la mancha suave de las garzas/ y la niebla de tu abandono”. Al conjuro del amor dolido, despechado, dice a su amada “Qué oscuro era tu día”. En el “4to. Poema desahuciado, conjura: “Desahuciado amor…/ Irremediable noche/ número 365/ sin tu cuerpo”.

Ya desde la perspectiva psicológica exclama: “A veces las palabras dicen mucho/ pero ese mucho vale nada/ cuando la realidad/ supera a las palabras”.

 Este próximo martes 10 de enero de 2012, el poeta Ektor Zettaek Balam organiza un Homenaje a la Memoria de su hermano Mario Santiago Papasquiaro. El mejor reconocimiento que podemos brindarle, es nuestro apoyo. Se aportará una Ofrenda Floral y lectura de poemas a las 12 Horas en el Panteón de San Joaquín de la Ciudad de México, para continuar la evocación en “La Burra Blanca”, (Regina 88 Altos, Centro Histórico) con la presentación de la Revista Literaria “Estro”, y el Viernes 13 de enero a partir de las 18:30 un hiper Homenaje Anti Poético Alternativo en el Café Cultural El Templo, en la calle Orozco y Berra 201 frente al Museo del Chopo. ¡Vibremos con este poeta a cuyo hermano, “a 14 años de su muerte, a cada trago, a cada poema, se le recuerda en nuestras bocas!


RESEÑA POÉTICA AL LIBRO: POEMAS DEL ENCIERRO, DE HORTENSIA CARRASCO, EDITORIAL VERSO DESTIERRO, 2011

En su colección Poesía Sin Permiso (número 14) la Editorial Verso Destierro: Poesía para evolucionarte y ser, (www.versodestierro.com) publicó Poemas del Encierro de Hortensia Carrasco, poeta campeona del IV Torneo de Poesía 2010: “Adversario en el Cuadrilátero”, este año de 2011 ganado por Venancio Neria, autor de: La tristeza de Papá Sabino. El pasado jueves 8 de diciembre en el Centro Cultural José Martí de la ciudad de México, se presentó este libro con una fotografía de portada de Andrés Cardo y diseño de Danton Soren.

El libro es un flechazo al estado de discriminación que aún hoy predomina hacia las mujeres, según las estadísticas, en la mayor parte del mundo. Si al caer la tarde, dice un texto sagrado- seremos examinados en el amor, la indiferencia e incomprensión sobre el amor que a ellas se les queda por dar entre las manos, las hacen proclamar en voz de Hortensia: “Es tan gangoso el sonar de la tarde”. El poemario es, en palabras del presentador Víctor M. Muñoz, un “canto a la justicia”, a partir de la situación de ama de casa: “Ser ama de casa es proyectarse, mostrar todo lo que uno tiene, y de lo que uno es capaz”. “Yo soy la desconocida –canta la encerrada- ninguna expresión de las paredes me es ajena”.

La reflexión de la mujer sobre su propia condición en el mundo, es uno de los temas más apasionantes de todos los tiempos. Intentos los hay, el trabajo es dar con ellos. Lo cierto es que “es a partir de la 2ª. Posguerra, cuando se ve fortalecida la reflexión de mujeres que piensan sobre sí mismas y se dan cuenta que la mujer sólo sirve de escalera para otros. Se dan cuenta que su vida ha servido para que otros tengan futuros, pero ella qué?” Sostengo el falso incienso de las nubes –fija la poeta en su canto, el cual concibe Víctor M. Muñoz ligado a una conquista estética de nuestro tiempo: casi no se puede hacer hoy una obra artística, sin llevar a cabo un registro minucioso de rasgos psicológicos. “Sentimos un inusual odio a nuestros ojos/porque se rebelan y nos hacen mirar…” No es el reclamo airado, la diatriba. Es tan del alma ese dolor, deberíamos decir tan femenino que aflora en vivencias de insoportable riqueza, como aquella en que “el algodón de la ropa tiene/ el rigor de absorbernos”, o cuando, ante el maltrato que se adivina, la memoria recoge sus cosas íntimas, pesadas: “Intentamos reconocernos/en la emanación de seres/ adoloridos…” Ante el filo de la rutina, la mujer se acostumbra “al hábito de mirar de reojo al limosnero/ que se encierra tarde a tarde/ en el rincón oscuro de una lata”. Ahí ve al hombre encogido que son todos los hombres, enrojecer de vergüenza, aferrarse al pasado, y lo ve, con el valor del ama de casa que al ser agredida verbalmente, se detiene en los dientes, para apreciarlos trágicamente “como reminiscencias de un calcio infantil”. ¿Quién hace esto sino la mujer con restos de entusiasmo como restos de perfume, que ve al hombre salir de la lata y mirarse a sí mismo, componerse el cabello, mirarla de reojo, observar cómo deshoja sus manos, mientras busca construirse y lamenta destruirse, ahí en el punto en que quisiera voltear y decirle: “Yo también necesito/ algo oscuro que me ampare.”  

Otra cuestión es el uso del lenguaje. Víctor M. Muñoz ha hecho el disco: “Canto Azul”, con poemas de Hortensia y canciones originales de él. Por la Casa Editora Verso Destierro, expresó Adriana Tafoya, junto con Andrés Cardo, su satisfacción por haber publicado este pequeño gran poemario: “Son poemas de la crisis en que se encuentran muchas mujeres. Mientras el machismo exista, seguirá vigente una idea de feminismo: salir del rol social que se ha impuesto como condena a las mujeres”, y apuntó: “a veces podría parecer que la autora habla desde el exilio, para expandir los barrotes del encierro”: Intentamos encender la luz/ pero la luz tiene el mal hábito/ de mostrarnos realidades.

Por su parte, Mónica Suárez se refirió a la Colección Poemas Sin Permiso. “Los sonidos tienen resonancias ancestrales en el ser humano. Lo que el poeta escribe, lo hace en aquello que está ‘tejido junto’, es decir, todo lo que nos compone como seres humanos. Somos seres complejos, no solamente estamos hechos de materia. Hay un ‘MÁS’ en todos esos múltiples aspectos tocados y la realidad se vuelve una aguja para herir, poco a poco, cada rincón de la memoria. Con las palabras del otro, de la otra, nos leemos a nosotros mismos. Encierro donde sólo los elegidos pueden reconocerse como una especie de hermandad secreta: busca una especie de puerta o rendija por donde se pueda librar lo que tenemos oculto. Al leerla, revela Mónica, me es imposible no pensar en los cajones ocultos en nuestro propio cuerpo. Existe un nivel de entendimiento secreto que se comparte,  sobre la voz poética y una, en esa intimidad del poema.

LECUMBERRI, EL JOVEN POETA DE LO POÉTICO

Reseña al libro: Corrupción de la gema de la cordura, de José Miguel Lecumberri, con diseño de Danton Soren, Editorial Verso Destierro, México, 2011.

Una de las formas de hacer poesía, es hacerla a propósito de ella misma. Las versiones que trascienden cuando se hace literatura con literatura, son aquellas que en principio respetan el ritual de que no haya confusión posible, algo que no se puede hacer sin humildad. En un segundo piso de este plano creativo, habrá que preferir la belleza ante la vanidad de la firma. La voz del pueblo ante la vanidad de un arte individual. Alguien firma al final. Pero la gente quiere que firme, quien abraza el reto y lo merece. Sólo entonces estalla el aplauso total reservado a quien el lector intuye su maestro, su guía.
Hoy presentamos un poeta José Miguel Lecumberri, que toma el compromiso de partir no únicamente de algo poético, sino de algo que otros autores han establecido como tal. Por eso atrapa este poemario-homenaje a Alejandra Pizarnik, con su Extracción de la piedra de la locura , título del cual deriva : Corrupción de la gema de la cordura. De hecho, el título tampoco es original de Alejandra, sino de una operación de trepanación que llegó a practicarse en la edad Media, y es tema de uno de los llamados “versos rederikfer”, “la piedra oculta bajo el chichón expuesto”. Hay un cuadro de El Bosco, y otro del maestro flamenco del Renacimiento nórdico, Jan Sanders van Hemessen,  admirados con dicho tema en el Museo del Prado de Madrid. En el primero, un charlatán busca extraer la piedra de la cabeza de una persona que mira hacia nosotros, el público, la humanidad, las generaciones que vienen y van, creyendo que la locura hay que extirpar de la frente; el falso médico, extrae un tulipán. El cuadro es como un espejo que arroja al mundo su ingenuidad, con una súplica al margen que reza: “Maestro, extráigame la piedra”, firmado por un personaje de tal modo satírico en la literatura holandesa, que es como si lo firmara: “yo, el tonto”. Además hay un fraile con un vino y una monja con un libro en la cabeza que podía ser La Biblia o el libro de los conjuros de las brujas, y esto era darle voz al reformismo de Flandes que defendía la comunión directa con Dios sin atorarse en la iglesia. Lecumberri, poeta joven del mundo real asimila asimismo el cuento de Borges donde tenemos el consejo al verdadero maestro, que es aquel que elige con matemática precisión al alumno, y el consejo consiste en que, si el maestro intuye obscuridad en su alumno, deberá ocultar su gema porque el saber corre peligro y podría no transmitirse adecuadamente. Entonces, lo que el maestro debe de hacer es fingir ignorancia, quemar una rosa y no volver a ensayar su mágica resurrección… Este maestro es Paracelso, el alquimista suizo del Renacimiento, que pensó la imaginación como una fuerza corpórea y experimentó en el homúnculo, la creación de un nuevo ser humano en el laboratorio alquímico.
Según esto, en palabras de Paracelso, el maestro: “El camino es la Piedra, el punto de partida es la Piedra”. ¿De qué modo haya influido esto al poeta Lecumberri? Yo le diría, allá tú, si te juntas con aquella gente que ha tratado de extraer la locura o corromper tu cordura. No respondo si te juntas con tales amistades.
Es dentro de este marco de extracción de locura o corrupción de cordura, que Lecumberri conocedor a fondo del interior de los claros de luna, cita locuciones como el aforismo: “La locura es el temor del que no puede con la vida”. Nos habla del hastío de Hedoné, sabemos que de ahí esta derivado el vocablo hedonista, nombre de la filosofía que reconoce como lo principal del mundo el placer, esta filosofía es el hedonismo, la lectura poética es que hay un moderno hedonismo, un mundo que se quiere light, y que “en el vuelo lleva su propia caída”, “la lujuria de las ideologías”. Se vive en una realidad entre sombras, el poeta utiliza verbos de tiniebla, como “Esqueleto tu alma”, o  “tintinea neón un motel”. Sigue una cierta técnica de sabotaje calculado de datos culturales normalmente admitidos como bellos, y esto abarca a la metáfora porque hay como un impulso de dar “en la torre” a la metáfora, bien explorado en construcciones artísticas que fueron de vanguardias como el dodecafonismo de Schöenberg en planos musicales, por ejemplo cuando va perfilando: “la noche se ensancha como una marea”. También cuenta una historia, los amantes buscan en la noche un motel, sabemos que la pareja que va a darse su amor, llega a un motel  y los va  persiguiendo una sirena, un ulular, cito: “esquizofrénicas jaurías que aúllan los nombres prohibidos de la justicia”, pero aquí, piensan los amantes, “aquí no vendrán a buscarnos, no aquí…” Y se da el encuentro: “Tu cuerpo se desprende de su soledad como el resplandor de un lúgubre planeta”, ocurre la caída de la ropa, pero la gema se corrompe, “…tras quitarte la ropa te sumergiste en las sábanas como si fueras la hija de un ángel y una serpiente”. Es decir, se ha logrado el amor pero este amor es una gema que se corrompe, cito: “En algún lugar una terrible descompostura usa nuestra respiración”, que demuestra comprender bien la clave de algo tan cierto y tan buscado por quienes desean salir de las crisis, y es tan simple como que el pensamiento es una máquina, le damos órdenes y al respirar las órdenes se cumplen automáticamente pero lo que ordenamos, casi sin darnos cuenta es nuestra destrucción, en el silencio inmaculado de la anhelada traición”. Al calificar una traición de “anhelada”, entramos a los dominios de la perfidia, nótese que no es la traición por la traición, por causas que podríamos decir de fuerza mayor, sino la traición por ganas de traicionar, o sea la perfidia, el “efecto mafia”: el dolo.
Esta técnica de contra ataque, de dar en la torre, se ve en una preciosa metáfora efectista que personaliza: “mi corazón resiste las caricias del mar”, pero luego encarcela: “Del mar enterrado en tu mirada”, con lo que deja frío lo anterior y nos traslada de un mar vivo, a un mar cuya gema se corrompe, un mar muerto.
La corrupción de la gema, es una voz que huye, un amor que se va, quedando a decir del poeta “como un antiguo salón de caza que tu voz hubiere abandonado para siempre”. De todos modos, se vive, este vivir es una gema, un, cito: “flujo carmesí en la plaza de flores que ahoga nuestros sentidos”. ¿Qué es nuestra lengua en medio de toda esta hojarasca? Así lo dice el poeta: “nuestra lengua en la hojarasca no es sino el pabilo ardiente predestinado a las cenizas”.  Es la belleza lo que se está corrompiendo. La existencia es, con el poeta, “el lugar donde la rosa dejó caer sus pétalos”. Pero la vida vale por un instante, “hay un instante del amor que será siempre cáliz para los labios de un dios obsceno”.  Es así como hay que leer este libro del poeta Lecumberri, y esta vida, como una obstinación donde se pudre un nosotros no nato, ángel perdido en la belleza de su corrupción”. Por eso el poeta escribe haciendo suyo por comunidad de intención y en homenaje lo que otros han dicho, o escribiendo arriba, abajo o al margen del manuscrito anterior.
Sólo en voces como la suya podemos sentir la imagen de la belleza que se pudre, y huye por las cenizas de la hoguera, en un triunfo y un fracaso que no es de uno, es de todos, a todos nos envuelve y al poeta lo nombra su heredero. El lo percibe ante la ausencia del ser amado, y exclama: “… es tu ausencia el manuscrito en que la soledad me nombra su heredero”.
El Descendimiento que él ve, es “la tramoya del infinito/ nacida de los labios que han sido/ la respiración del crepúsculo/ tendida en la piedad,….”
 “La palabra gotea misterios”. “Hay silencios que recorren/ las palabras como un vía crucis,/ donde lo que se dice, cae, y en el lodo/ se confunde con el cuerpo/ momificado de un arrepentimiento”. El espíritu es: “la compasión liada en nuestras ruinas”. En “El conjuro” hace la técnica del “cadáver exquisito”, como conjuro maléfico ante el cual “se extiende la oscuridad como organismo vencedor”. La noción de Finisterre le va bien al poeta se acomoda a sus fines, la memoria es una sombra lanzada al laberinto una vez que ha caído la noche y dice a su pareja: “Esto es amor/ la materia del recuerdo/ el veneno en que a diario te bebo”.
Al final, el poeta bebe algo bueno y malo, bonito y feo, sucio y limpio. No está comprobado que su bebida sea como él dice, es muy arriesgado beber así, a nadie se le pide que lo haga, trata de beber al Cristo desde un ángulo pérfido, hay que decirlo, yo le diría al poeta no te preocupes, a Cristo se lo han bebido de todos modos, y siempre hay una gema que se corrompe, y un Cristo que resucita.


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